Petrificada

Ante la imposibilidad de lanzarme a la piscina y encontrar las palabras justas que necesito, éstas que compartiré a continuación son lo más parecido a cómo me siento. Gracias Paulo.

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Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto.

No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.

¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!

Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Dejar ir, soltar, desprenderse.

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú. Suelta el resentimiento.

Si andas por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción.

¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿necesidad de aclaraciones?, ¿palabras que no se dijeron?, ¿silencios que lo invadieron?

Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo.
Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.

Recuerda que nada ni nadie es indispensable.
Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.

¡Ésa es la vida!

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Me niego realmente a aceptarlas y creérmelas.
Pero gracias a ellas algo ha despertado en mí.
Una vez más, quedo desnuda y con un círculo rojo en la cabeza y en el corazón.

Metáforas

Y sé que puedo cambiar las cosas, rellenar las fisuras.
Pero yo también tengo gallinas en mis entrañas.
El miedo a los monosílabos y a la indiferencia son como cemento en mis zapatos. Y puede que no haya rencor, pero mi voz se eleva y el eco siempre devuelve las mismas palabras. Y ante esto no quiero rendirme, no debo.

La lengua en corazón tengo bañada.

Siempre pregunto y las respuestas en forma de pupila me atraviesan.
Y continúo ciega, bañada por la ausencia de quienes pensé que nunca se irían de mi lado. Me voy, pero me quedo, quiero ir hacia allí y tocarles, decirles que soy un puño aparentemente impenetrable que se derrite a la luz de las velas.

No puedo ignorar que siento, que me arrepiento cuando no debo hacerlo y que no lucho cuando el pulso me lo pide. No puedo ignorar que me empequeñezco cuando sé que soy más inmensa que este vacío que amenaza con derribar el muro. Caminante sin camino y sin ganas de andar, me reprocho.

Y sé que puedo cambiar las cosas, dejar atrás el pánico y evitar que el paso del tiempo siga borrando las huellas. Y no hay lágrimas, porque no hay tristeza. Ya no.

Días y contraste

Lucha de gigantes. Fragilidad. Pesadilla. Todo. Enormidad. Voz.
Deja de engañar. No quieras ocultar. Monstruo de papel.
Deja que pasemos SIN MIEDO.

Si esta es la canción, yo soy el silencio.
Pero si tú eres la música, déjame sorda.

Segundas partes a veces fueron buenas

Es un hecho. Hace meses que no escribo y además las veces que lo he intentado no lo he conseguido.
Pero ya es hora de oxigenarse. Ya está bien de "no puedo, no puedo". Desde luego, no será por cambios.

Cada día pesan más las horas, cuesta más ir con la frente alta y mirar sin miedo a ambos lados.
La intención siempre está ahí, pero nunca resulta una ayuda. Todo pasa tan rápido que apenas da tiempo a asimilar nada, sólo a tragar sin masticar.

Los refugios ya no son a prueba de bombas y además el silencio es lento y cansado.
Ya no se sabe si es mejor estar aquí que allí, en cada uno de los extremos hay siempre un pero.

Sin embargo, hay que reaccionar si no quieres que la tierra te engulla; darle vida y sonrisa al corazón, que siga latiendo tan fuerte como antaño, si es que alguna vez hubo un ayer que mereciera más la pena que la cantidad de oportunidades que quedan por venir.

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Por fin no necesito las palabras de nadie, he recuperado las mías.

La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón

Ven conmigo al Cementerio de los Libros Olvidados, te guiaré con mis ojos de niebla y de pérdida, siempre mirando atrás.

La voz de cristal de Daniel nos acompañará en este viaje, por estos lugares que más que calles son cicatrices. Clara y sus dedos olor a canela nos robará la respiración y el sueño. Fermín nos convencerá de que esta vida vale la pena vivirla por tres o cuatro cosas, y lo demás, es abono para el campo.
Julián nos atrapará en su propia carcel de palabras mientras que los recuerdos de Penélope nos atraviesan como balas. Miquel, desde su silencio de abandono nos instará a conservar nuestros sueños, porque nunca sabemos cuándo nos harán falta. Y Nuria nos enseñará que hay personas que se recuerdan y otras que se sueñan.

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Estos días he estado sumergida en las páginas de este libro, que si bien no me atrajo por su condición de "best-seller", si lo hizo por todos sus pequeños detalles, lágrimas y caricias.
En cuanto tenga la oportunidad lo compraré y lo traeré a casa, porque sin duda me parece un libro que merece la pena releer y saborear nuevos aspectos que se escapan en una primera lectura.

En otro orden de cosas ha llegado el verano y consigo los aprobados (y suspensos), el primer día de piscina y muchas cosas por hacer. ¡Adelante!

La saliva se me transforma en serrín

Junio sabe a cansancio, a ínfimos esfuerzos, a sudor, a exámenes, a nostalgia, a cena de fin de curso con los compañeros (y no tan compañeros), a cerveza, a luz blanca, a películas con ventilador.

Huele a historias que han tocado fin.
Junio se siente de manera diferente a otros meses, es un punto de inflexión, una especie de comienzo de año nuevo pero sin los típicos propósitos que nadie cumple.

Su verano ya está aquí, museo de ecos y sombras, días de ceniza y ojos de prestado. Puede que no vaya a volver a comenzarlo con esta predisposición, asi que habrá que aprovecharlo.

Calles de Madrid

Hace justo un año que volví de aquel viaje, que significó tanto para mí.
Este pequeño homenaje-recordatorio va para ti, Madrid.

"Viaje en tren con Mike Oldfield y The Killers - VIPS Gran Vía - Sara Ramo - Feria del Libro - Starbucks - Fiebre del Sábado Noche - Museo del Prado - Hotel Vincci Capitol - Aquella llamada desesperada - Gran expectación y pocas expectativas cumplidas - Comida de señoras en la cafetería del Corte Inglés de Callao - Fotos que no dicen nada - Impresionante Gran Vía - Miedo y tristeza - El Retiro con la soledad que me hubiera gustado - Fuencarral y Puerta del Sol - Demasiada prisa y sin tiempo a conclusiones - El segundo día fue horrible - Madrid es para admirar, recordar, disfrutar, observar, imaginar y sentir a cada paso - Un cuaderno de notas lleno de frustración e impotencia - Un último vistazo y una última lágrima."

Fue un viaje lleno de experiencias maravillosas, de sentirme cómoda con una ciudad que no es la mía y a la que desde luego, pienso volver, pero eso sí, con la compañía que a mi me gustaría.

La foto está tomada desde la terraza del Hotel, aquel refugio improvisado.

¿Sabes lo que pasa?, que no vas a ninguna parte

Nada está saliendo según lo previsto. Pero mejor así.

Han sido unos días extraños, de mucho salir y poco estudiar, de conciertos, de despertares con amargo sabor a alcohol, de alarmas que nunca quiero escuchar y de numerosas pérdidas de tiempo.

Necesito una tregua.
Un soplo de aire fresco y diferente que me devuelva las energías, las ganas de descubrir, de hacer cosas.

"No cabía otra solución y salí adelante. Pero todo fue siempre demasiado obligatorio como para que pudiera sentirme feliz".

Y aún así, tú sigues aquí... y esto es lo que verdaderamente me anima a seguir.

Deseo, deseo, deseo, deseo

Nunca imaginé que trabajar con niños fuera tan gratificante.
Ha sido una experiencia dura y agobiante pero con la mayor recompensa que le pueden dar a una persona: una sonrisa sincera.

Y por suerte no sólo una, sino cientos.

Todo lo bueno se acaba justo cuando empiezas a acostumbrarte a ello.
Por desgracia toca poner los pies sobre la tierra y afrontar de la mejor manera posible estos días de exámenes y recuperaciones.
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Arañaré de donde sea los segundos que pueda y seguiré paseando por las calles de París, poco a poco, saboreando cada paso...

"Y mira que apenas nos conocíamos y ya la vida urdía lo necesario para desencontrarnos minuciosamente. Como no sabías disimular me di cuenta enseguida de que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos."

El vencedor está solo de Paulo Coelho

Completamente diferente a todo lo que haya leído antes de este autor, pero no por ello menos interesante. Lo acabé esta madrugada después de haberlo dejado abandonado durante algunos meses, a escasas 100 páginas del final.

"Es una novela que atrapa por su trama pero que, además, hace reflexionar al lector sobre los deseos y sobre los sacrificios que se está dispuesto a realizar para cumplirlos.
Es una historia, casi en forma de parábola, sobre el poder, la fama y sus servidumbres; sobre lo que hay detrás del mundo del lujo y el poder.
El toque inimitable de Coelho transforma una historia de asesinatos en una metáfora sobre la condición humana, sobre el Bien y sobre el Mal."

El final me dejó un poco anonadada, sin embargo el desarrollo de la historia es fluido e irresistible, como el veneno del éxito.

Una interesante reflexión que no dudó en robarme todas las horas de sueño. Por lo tanto, esta mañana ha tocado latte macchiato bien calentito y una dosis de paciencia para adentrarme en el maravilloso mundo de la genética. Pero merece la pena mantener los ojos bien abiertos, tan solo por un instante como el de la foto.
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"La vida tiene muchas formas de poner a prueba la voluntad de una persona; o haciendo que no pase nada, o haciendo que pase todo al mismo tiempo"

Después de todo, ¿tú conoces algo que dure siempre?

"Lo que buscan, esta cápsula a presión en la que se acaban metiendo, solos y en secreto, lo que se exigen es tan extremo, es tan delicado que podría llegar a ser algo perdido, absurdo, irreal."

A partir de ahora observaré el horizonte sentada en mi vieja silla blanca, dándole la espalda a Rovaniemi, esperando a que llegues y concluyamos otro nuevo círculo en nuestras vidas.

Quizá por el pálpito incesante de la casualidad nunca hemos tenido el corazón tan rojo, tan en carne viva...

Estamos llegando al final de algún sitio. Hemos escrito tantas veces nuestros nombres dentro de este círculo que ya apenas queda sitio para nosotros.

Pero he comprendido que si tú no formas parte de mi nuevo círculo, soy incapaz de cerrarlo.

Voy a quedarme aquí todo el tiempo que haga falta, esperándote en mi cuarto, mirando al sol de medianoche.

¡Venga, salta por la ventana, valiente!

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Mi propia versión de Los Amantes del Círculo Polar.

En el fondo somos como ellos, estamos esperando la casualidad más grande de nuestras vidas.

Era tiempo todavía -según dijo- de salvarse

Borrón y cuenta nueva (nunca mejor dicho).

No me estaba gustando el camino que estaba llevando el blog, conforme pasaban los días lo percibía más y más impersonal. Y justamente lo que me gustaría es sentirlo muy cerquita de mí. Y que esa sea la sensación que irradien mis palabras (tanto para mí como para quien lo lea).

Hace una mañana preciosa y no tengo más remedio que agarrar con fuerza los apuntes y aprovechar esta nueva oportunidad que se me ha presentado.

P.D: sólo quedan dos meses, menos mal que el tiempo tiene tan prisa.
¡Calentando motores!

Johnny Got a Boom-Boom... (8)